Los dos gabinetes
• ¿Con cuál ir? ¿Con el que se va o el que llega? • El riesgo del interregno en Tabasco; un trío de gobernadores
Gracias a las reformas electorales que armonizaron los cambios del Poder Legislativo y Ejecutivo en los estados que tuvieron elecciones en junio pasado, el interregno —del latín «interregnum», que significa «entre reinados»— que vive el estado se acortó dos meses, del 31 de diciembre, al 1 de octubre.
El interregno es un período riesgoso para cualquier estado, desde luego, incluido Tabasco, debido a la ausencia de un liderazgo claro y estable. Peor con la situación inédita que vive la entidad, donde actualmente existen tres gobernadores: el mandatario con licencia; el interino y el electo.
Un ejemplo clásico de interregno en el México del siglo XIX es cuando se tuvo un presidente Republicano en manos de don Benito Juárez y un rey monárquico, Maximiliano de Habsburgo periodo que se caracterizó por enfrentamientos entre varias facciones liberales y conservadoras que abrieron una prolongada inestabilidad política, confusión y conflictos internos.
Otro ejemplo es el interregno en la aprobación del Constituyente, pasada la caída de Porfirio Díaz, los congresistas nombraron a Eulalio Gutiérrez y Carranza desconoció este nombramiento asumiendo la primera magistratura, sería el inicio de una lucha fraticida entre revolucionarios que acabarían definiendo la estructura política y electoral del país y el fin del caudillismo.
Los riesgos actuales de este interregno local están acrecentados por la coyuntura extraordinaria que vive Tabasco, por un trío de gobernantes: Adán Augusto López Hernández, gobernador con licencia, pero con fuerte influencia en la administración; Carlos Manuel Merino Campos, el ejecutivo interino en turno, pero amarrado por Adán; y Javier May Rodríguez, mandatario electo, muy activo desde ya, y el que representa el futuro, lo que viene.
Este escenario genera nubarrones que incluyen inestabilidad política, vulnerabilidad a amenazas externas, crisis de legitimidad, vacío de poder, duplicidad de funciones y una fragmentación interna.
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La coexistencia de dos gabinetes, uno en funciones y otro en espera, crea un entorno propicio para la inestabilidad.
Ese era uno de los fundamentos no escritos, por los que los gobernadores entrantes posponían hasta el último minuto la designación de quienes lo acompañarán en su mandato.
Aunque esta situación puede pasar desapercibida entre los tabasqueños, no sucede así al interior de las secretarías, donde se vive la incertidumbre. No son pocas las historias que los propios burócratas cuentan de la expectación que les ha provocado ver a funcionarios que no están en funciones caminando por los pasillos de su próximo encargo.
Cuentan que para evitar este tipo de circunstancias, Enrique González Pedrero se guardó hasta el 29 de diciembre de 1982, fecha en la que tomó protesta formal como gobernador y anunció su gabinete.
Pero los tiempos han cambiado, es apremiante hacer las cosas de diferente manera, involucrar a los próximos funcionarios en lo que serán sus futuras responsabilidades. He dicho que esta experiencia, en la que 12 de los 14 secretarios han sido nombrados a 90 días del arranque de la nueva administración, puede ayudar a que las curvas de aprendizaje disminuyan y el gobierno arranque a mayor velocidad.
Mientras tanto, debido a la falta de mecanismos que modernicen la transición de poderes en el estado, el gabinete de Merino Campos que sigue en funciones, puede «echarse a la hamaca», como se dice vulgarmente, mientras que el de Javier May puede empezar a ser buscado para atender temas que, aunque aún no le corresponden, sí le competerán en unos días.
También puede ocurrir, sino hay una comunicación fluida entre ambos gobernantes, que en este último tramo se de una parálisis administrativa.
El anunciado interregno que acabará hasta el 30 de septiembre, presenta un período delicado y lleno de potenciales riesgos políticos y administrativos.
En un ambiente donde la autoridad está en transición, funcionarios y actores políticos pueden aprovechar para actuar en beneficio propio, lejos de la supervisión adecuada. Asimismo, las alianzas y lealtades pueden verse fracturadas, con facciones internas compitiendo por el control y la influencia, lo que puede fragmentar aún más el panorama político y administrativo de Tabasco.
En conclusión, la capacidad de este trío de gobernantes [Adán-Merino-May] para manejar esta transición de manera efectiva determinará en gran medida la estabilidad y el futuro próximo del estado.
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La capacidad del gobernante para elegir buenos ministros es una prueba de su propio juicio y sabiduría.
En este sentido, el gobernador electo Javier May Rodríguez enfrenta la tarea crítica de demostrar su perspicacia política al seleccionar los titulares de las secretarías aún vacantes.
Maquiavelo advierte que «un príncipe prudente debe observar esta regla: que sus ministros piensen más en el interés del príncipe que en el suyo propio» [Capítulo XXIII]. La habilidad para discernir la idoneidad de los candidatos para estos puestos clave será crucial para el éxito de su administración.
Subraya la necesidad de rodearse de ministros sabios y leales. Estos individuos no solo deben poseer una alta competencia técnica en sus áreas respectivas, sino también una lealtad inquebrantable al gobernante.
Esta sabiduría y lealtad aseguran que las decisiones se tomen en beneficio del estado y del gobernante, garantizando una administración eficiente y coherente.
En sus designaciones, Javier May Rodríguez ha optado por esas dos vertientes: lealtad y capacidad, es decir un gabinete que le sirva a él, que en vez de protagonismos propios busque cumplir lo que le sea encomendando.
La figura clave —quizá la única— en el próximo mandato, es, sin dudarlo, José Ramiro López Obrador, el cual funciona muy bien hacia adentro, por la lealtad y química que hace con May, como ante la opinión pública, pues es el mejor emblema de que el que viene es un gobierno Lopezobradorista cien por ciento.
Además, «Pepín» ha comentado que no habrá una mala relación con organizaciones políticas y sociales, que será de respeto y que no buscarán inmiscuirse en su vida institucional para garantizar unidad entre los tabasqueños, lo que puede ayudar a una gobernabilidad estable y eficaz.
El resto del equipo no cuenta con mayor protagonismo, porque May Rodríguez no buscó figuras, buscó mujeres y hombres operativos, que hagan lo que él les pide y no se distraigan haciendo política o en proyectos personales.
Me atrevo a pensar que, ya en operación, veremos a servidores públicos, más que a «funcionarios» rodeados de ostentación o aparatosidad; a personajes que entiendan que ser secretarios no los vuelve inalcanzables, sino que al contrario, tendrán que servir a ras de suelo y en territorio, como el mismo gobernador electo lo ha comprometido.
UN ADAGIO: «El gobierno no nos puede hacer más rico, pero puede hacernos más pobres» [LUDWIG VON MISES]
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