EL RELEVO SIMBÓLICO: PASADO Y FUTURO EN JUEGO
El pasado pesa, el futuro inquieta: la nueva era post-AMLO será una combinación que definirá a México.
El pasado, presente y futuro coincidieron este domingo en nuestro país. El que se va, la que ya está aquí y el que viene se encontraron, cada uno con su historia, su mensaje y atisbos del papel que jugarán a partir del primero de octubre, todos ellos sirviendo como la base del sistema conocido como la Cuarta Transformación, que abrirá paso al primer gobierno post-AMLO.
El pasado, representado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, que aunque sigue despidiéndose del país, difícilmente será olvidado o relegado. Desde Veracruz, proclamó que un ciclo ha terminado y que él no traicionará sus principios: «Soy maderista. No quiero ser hombre fuerte, no quiero ser caudillo, no quiero ser jefe máximo, mucho menos cacique, eso no». Las palabras de AMLO resonaron como cañones, conjurando fantasmas que, frente al hombre-mito en que se ha convertido, muchos se niegan a aceptar que ha llegado su jubilación.
Casi al mismo tiempo, Claudia Sheinbaum, figura histórica desde su triunfo, renunciaba al control de Morena. El movimiento que la llevó a la presidencia le otorgó una mayoría legislativa y 24 gobiernos estatales, incluida la capital. Sheinbaum pedirá licencia como militante de Morena —para gobernar para todos— y dejará el partido en manos de una nueva generación de jóvenes políticos.
Y es ahí donde entra el futuro, un futuro atado al pasado tanto ideológica como personalmente. Me refiero a Andrés Manuel López Beltrán, el heredero natural del andresmanuelismo. El joven que ayudó a su padre a construir Morena, un partido que cumplirá 13 años el próximo 2 de octubre. López Beltrán, quien ayer fue nombrado secretario de Organización, se autoproclamó guardián del legado de su padre: «Todos sabemos que [AMLO] seguirá presente, con su legado. Nuestro trabajo al frente de esta secretaría será mantener ese legado».
Así se entrelazaron el ayer, el hoy y el mañana este domingo. Cada palabra y cada decisión marcarán la nueva era del morenismo, en la era post-andresmanuelista. Más que una simple transición, estamos presenciando un relevo simbólico, donde el futuro de México está profundamente ligado al legado de AMLO, que seguirá guiando la evolución del movimiento.
UN ADAGIO: «Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado». [GEORGE ORWELL]
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