EL «CUARTETO» DE MAY PARA DAR RESULTADOS
Javier May encomienda la seguridad a militares, una señal de endurecimiento y de pragmatismo, en una estrategia firme y sin concesiones ante el crimen organizado.
Con la designación del coronel José Barajas Mejía al frente de la Fiscalía General del Estado de Tabasco (FGET), queda claro que Javier May Rodríguez ha marcado una ruptura definitiva con la política de seguridad de administraciones pasadas. May no busca controlar ni pactar con el crimen organizado; su estrategia es frontal y sin concesiones, facultando la batalla a un equipo de militares de alto rango, quienes tendrán la responsabilidad de mantener la seguridad del estado.
La elección de un coronel del Ejército Mexicano, además de otros mandos castrenses en posiciones clave, no es casualidad. May Rodríguez apuesta a que la disciplina, el rigor y la estructura de las fuerzas armadas sean el antídoto contra los males que han golpeado a Tabasco en los últimos años. Esta es una decisión que refleja no solo su convicción de enfrentar el crimen, sino también la necesidad de reformular el esquema de seguridad, trasladando el peso del combate a quienes tienen una formación en operaciones tácticas y control de territorio.
En esta disposición de seguridad destaca la figura del coronel Barajas Mejía, quien previamente fungió como director general de Derechos Humanos en la Sedena y cuenta con una trayectoria sólida. Junto a él, el general Víctor Hugo Chávez Martínez, al frente de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSyPC), aporta su experiencia en Fuerzas Especiales y como miembro de la Escuela Militar de Inteligencia, y el comisario Miguel Ángel Aragón Vázquez, coordinador Estatal de la Guardia Nacional, suma su formación en Seguridad Nacional. La seguridad en Tabasco descansa también en el comandante de la 30/a Zona Militar, Héctor Francisco Morán González, quien dirige el operativo «Tabasco Seguro», un esfuerzo que coordina a las fuerzas estatales, federales y militares.
Desde el primer día de su mandato, Javier May ha sido enfático: en su administración no habrá espacio para acuerdos ni pactos con la delincuencia organizada. La conformación de esta «cuadriga» o «cuarteto» de seguridad es su apuesta más ambiciosa. Pero, como en cualquier limpieza profunda, siempre hay riesgo de salpicarse las manos.
La militarización de las áreas de seguridad estatal no es solo una señal de endurecimiento, sino también de pragmatismo. May Rodríguez sabe que en una tierra asediada por la violencia y la impunidad, las acciones deben ser contundentes. Al delegar el combate a profesionales que han sido formados en la disciplina militar, el gobernador fija la carga operativa y refuerza su promesa de transparencia y cero tolerancia.
Sin embargo, el reto no es menor. Apostar a los militares implica no solo la contención inmediata, sino también la construcción de un esquema que no se convierta en dependencia permanente. La gran pregunta que flota en el ambiente es si este «cuarteto» logrará no solo sofocar la violencia, sino crear las bases para una seguridad duradera y estructural.
Este es el mensaje central de May Rodríguez: limpiar a Tabasco del crimen organizado no es solo una obligación, es una prioridad inaplazable. El tiempo dirá si esta estrategia, militar en su esencia, se convierte en el pilar de un Tabasco más seguro, o si, los salpicones terminan por desbordar a quienes se atreven a meter las manos.
EL TABASQUEÑO | EXPRESS | ©ETBOEXPRESS2024
UN ADAGIO: «La seguridad es una ilusión, la única certeza es la inseguridad y el cambio constante» [HERÁCLITO]
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