Amanecer en la ruta: crónica de una campaña inolvidable
Un viaje por Tabasco capturado en amaneceres, caminatas y encuentros memorables, reflejando esperanza y majestuosidad.
La van magenta de Tabasco HOY se deslizaba por la carretera Villahermosa-Chetumal, aproximándose a El Chinal, donde la exuberante geografía chiapaneca toca territorio tabasqueño. Habíamos partido antes del amanecer, a las cuatro de la mañana, con destino a Tenosique. Nuestra misión: llegar antes que Javier May Rodríguez, el candidato a gobernador, en su tercera visita a la región de Los Ríos.
Dormía en la tercera fila de asientos, mientras Jaime Ávalos descansaba en la segunda. Afortunadamente, ni Lalo Rodríguez ni don Manuel Ortiz ‘Pochola’, nuestro timonel, se apartaban de la carretera. De repente, un grito de emoción de Lalo nos sacudió a todos: "¡Mira qué hermoso amanecer!". Ávalos, con la rapidez de un soldado en la trinchera, saltó y capturó la escena con su cámara: un contraluz de la naturaleza, con un cielo naranja y un sol amarillo emergiendo.
Celebramos el momento, eran las seis y media de la mañana. Ese día llegamos puntuales para las largas caminatas de May Rodríguez, cronometradas en ocho kilómetros o diez mil pasos. Sentí un orgullo silencioso de ser parte de un equipo heterogéneo, compuesto, entre otros, por un joven voraz de 27 años y un veterano cincuentón en su segundo aire periodísticometido a cronista.
La campaña de Javier May Rodríguez fue una experiencia transformadora, una verdadera odisea para quienes participamos. En 76 días, el candidato se reunió con unas 300 mil personas, recorriendo cuatro veces el territorio tabasqueño.
Otro momento inolvidable, inmortalizado por Ávalos, ocurrió después de una caminata, durante un receso antes de tres asambleas comunitarias en Sánchez Magallanes, Cárdenas. Comíamos en un humilde parador costero cuando una lancha llegó cargada de enormes jureles. Ávalos y Eduardo abandonaron sus platos y corrieron al muelle, regresando alegres: Ávalos con sus imágenes y Eduardo con un jurel enorme en la mano, que nunca pudimos llevarnos.
Desde el inicio de la campaña el 16 de marzo en Paraíso, junto a la candidata presidencial Claudia Sheinbaum, hasta el cierre el 27 de mayo, May Rodríguez encabezó 126 asambleas comunitarias. Estas asambleas, algunas tan sencillas bajo árboles majestuosos como samanes, ceibas, mangos, macuilís, cedros o caobas, son inolvidables. En Los Pájaros, Jonuta, un gigantesco árbol de mango nos protegía del sol inclemente, mientras a pocos metros, la lente de Ávalos capturaba a dos tiernos manatíes en el muelle del Santuario del Manatí, conocido como Jonuteek.
Acompañando a May en sus caminatas diarias de hasta 10 mil pasos, redescubrimos la belleza de Tabasco, guiados por la curiosidad incansable de Ávalos, que dejaba su comida para seguir a un pájaro como en Tucta, Nacajuca, o capturar, cuando regresábamos agotados, una tarde inolvidable en Balancán.
Las imágenes de Ávalos retratan al candidato morenista en toda su esencia: cercano a la gente, escuchando sus necesidades, ofreciendo esperanza, arropado por el pueblo, enmarcado en un paisaje majestuoso que demanda igual grandeza de sus protagonistas.
Texto publicado originalmente en: https://www.tabascohoy.com/amanecer-en-la-ruta-cronica-de-una-campana-inolvidable/